HISTORIAS PARA NO DORMIR... Cómo caerse de los andamios (1ª parte)

Mi amiga N.Mt se casó en el mes de julio de año pasado.

Fue un día muy emocionante para mí: N.Mt y yo somos amigas desde hace más de 32 años y la quiero como si fuese de mi familia.

Para un día tan importante, me quise poner re-guapa! De todos mis posibles modelitos, me puse un vestido rojo (que sabía que le gustaría a la novia), me ricé el pelo y me calcé unas sandalias de plataforma monísimas que había reservado para la ocasión, muy parecidas a éstas:

Pero el día ya empezó mal: la media naranja, que no puede vivir ni un día sin hacer su tropecientas mil actividades deportivas, volvió del gimnasio con el tiempo justo para vestirse. Mientras, yo esperaba sentada en el sofá, en ropa interior, para no arrugar el vestido...

Le hubiera agarrado del pescuezo...

Salimos de casa, nos montamos en el coche y empiezan los problemas con la ermita:

Media naranja: Cómo se llega hasta allí?

CaféOlé: Qué????? Pensé que eso ya lo sabías tú!!!!

Media naranja: Yo? Si nunca he estado. Bueno, tranquila, ya la encontraremos.

Por fin nos aclaramos del camino y, afortunadamente, llegamos antes de la hora.

Ya había bastante gente fuera del pórtico y allí que veo a mi madre y a mi abuela que habían ido a ver la boda. Vaya por delante que para esas horas yo ya estaba ATACADA de los nervios.

Mi abuela estaba hablando con una señora de su barrio así que, en un alarde de educación nietil, fuí hacia ellas para saludar a la buena mujer.

- Hola, amama (abuela, en euskera).

Y antes de terminar la frase, metí el tacón en una grieta,

y MENUDO PORRAZO!!!

Me caí sobre la rodilla derecha, con la pata torcida.

Recuento de daños: 1) pedazo herida sanguinolenta en la rodilla (que me manchó el bajo del vestido), 2) la piel de la sandalia arañada y 3) el esmalte de las uñas del pie hecho polvo (con lo que me había costado dejarlo bien...)

Un grupito de invitados y curiosos me miraba como las vacas al tren,

eso sí, ninguno se acercó para ayudarme.

A todo esto, me levanto del suelo, me sacudó la herida dignamente y le planto dos besos a la mujer que estaba hablando con mi abuela, que va y me suelta:

- Pero tú, quién eres?

Tu hada madrina, si te parece!

Crees que he llamado abuela a la señora que está a tu derecha en plan macarra?

Os preguntaréis: dónde estaba la media naranja mientras todo esto ocurría?

Buena pregunta... donde siempre: en la inopia, cogiendo higos. O lo que es lo mismo: en la luna!

Por supuesto, le cayó un buen rapapolvo por no evitar que me cayese al suelo!

(seguramente no hubiera podido hacer nada pero qué a gusto se queda una cuando le echa la culpa de todos los males del mundo al pobre y sufrido novio, ji,ji).

Ya véis cómo soy, robándoles el protagonismo a los novios 5 minutos antes de la boda.

Después de la ceremonia obligué a la media naranja a que me acompañase a casa para poder desinfectarme la herida,

volver a pintarme las uñas del pie derecho,

y darle betún a la sandalia en la raspadura.

Como hacía muy buen tiempo y vivimos muy cerca de la playa, nos chupamos una caravana del horror,

y nos perdimos la mitad de los canapés

del cocktail de bienvenida que dieron los novios en los jardines del Palacio San Joseren, en Getxo.

La boda fue de día pero esta foto del Palacio es espectacular, verdad?

Aún con todo, el resto del día me lo pasé estupendamente, me reí muchísimo y fuí muy feliz!

Estas sandalias tienen una segunda historia, tan escatológica como ésta, que ya os contaré en otra entrada...

Fotos: www.asos.com; www.lladró.com; http://www.elmotor.net/; www.palaciosanjoseren.com; http://www.chanel.com/