lunes, 12 de diciembre de 2011

SÓLO UNAS PALABRAS

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué una entrada en este blog.


La razón ya la sabéis todos: mi padre falleció de una manera brusca e inesperada y, a pesar de que creí que tenía todo esto de la futura muerte de los progenitores más que controlado porque (aunque a veces no lo parezca) soy una persona racional y reflexiva, este acontecimiento me ha afectado muchísimo más de lo que me imaginaba.


Sigo estando un poco hecha polvo por dentro pero me parece que ya he esperado demasiado para escribir esta entrada de agradecimiento.

Os la dirijo a vosotros que habéis compartido mi dolor durante estos meses dejando vuestros reconfortantes comentarios en el post anterior, molestándoos en escribir e-mails más privados para interesaros por mí o, simplemente, leyendo lo que colgué en su día y conmoviéndoos.

Hay muchísimas cosas que no se pueden comprar de ninguna manera porque, en realidad, no tienen precio.




Y, desde luego, una de ellas es sentir el calor humano de personas como vosotros que desde el mundo virtual habéis contribuido a hacerme sentir arropada y acompañada en el que hasta el día de hoy es el momento más duro de mi vida.

No tengo palabras para expresar mi agradecimiento.




Gracias, muchísimas gracias a todos y cada uno.