Hace poco os conté que los días que pasé en Fuerteventura este octubre, estuve en casa de mis amigos Js. y Jl.
Viven en una casita monísima en el campo; en la falda de una montaña.
Todo iba de maravilla hasta que un día, limpiando la casa, encontraron un paquete de bolsas de basura mordisqueado y un regalito orgánico cerca de la prueba del delito...
No hizo falta llamar al CSI para saber que aquello era de una rata!!!!
Hola! He estado en vuestra cocina!
Atacados de los nervios, Js. y yo fuimos corriendo a una tienda cercana a comprar una trampa atrapa-ratones. La buena mujer (estábamos tan obsesionados con el roedor que nos pareció que la dependienta también tenía cara de rata, la pobre) que atendía en el mostrador nos vió pinta de no tener mucha idea en estas lides, así que nos dió unos útiles consejos sobre qué hacer para librarnos del dichoso bicho.
Nos volvimos a casa con el último modelo en trampas ratoniles... qué asco.
Escondimos bien la trampa para que los perros no pudieran llegar a ella y cruzamos los dedos para que la rata se marchase con la música a otra parte porque ya el hecho de que cayese en la trampa nos daba un asco horrible.
La primera noche no pasó nada: cuando Js. y Jl. revisaron la trampa por la mañana, estaba vacía.
Ufff, qué alivio! Seguro que la rata no vuelve más: se habrá dado cuenta de que en esta casa no tiene nada que hacer.
Y llegó la segunda noche. Mis amigos se acostaban temprano porque tenían que madrugar para ir al trabajo pero a mí me costaba conciliar el sueño a esas horas así que, ese día, me quedé en la cocina, viendo un episodio de la serie Mad Men en mi portátil.
Para que no les molestase el sonido, me puse los cascos y, aunque estaba convencida de que la rata no volvería a aparecerse por allí, dejé la luz de la campana extractora encendida pensando, inocentemente, que si el bichejo veía algo de claridad se cortaría un poco.
Ya llevaba bastante rato feliz, concentrada en las aventuras de Don Drapper y toda su tropa cuando, de repente, se oyó un ruido horripilante: la trampa había saltado y había algo VIVO retorciéndose dentro!!!
Qué miedo, por favor; me acuerdo y aún se me escalofrían los pelos!
Corrí hasta la habitación de Js. y Jl. y los desperté lo más suavemente que pude. Mal de muchos, consuelo de tontos: ya éramos tres las personas histéricas en aquella casa!
La rata tardó mil años en morirse haciendo unos ruidos tan espantosos que me resulta imposible describirlos. Estábamos tan asustados con aquel alboroto que encerramos a los perros en un cuarto y salimos al porche de la casa a planear una estrategia de cómo aniquilar al roedor si no se moría solo.
En plan mosqueteros: contra la rata, todos para uno y uno para todos.
Al de un buen rato se dejaron de oir aquellos golpes y sonidos estertóreos así que, después de comprobar que la rata estaba bien muerta (mejor no entrar en detalles), la metimos en una bolsa de basura y llegó el momento de decidir qué hacer con su cadáver...
Eran las 12 de la noche y el contenedor más cercano estaba donde Cristo dió las 3 voces (esta expresión la usa mucho mi amiga Martimore; verdad que es genial?) pero nos daba tanto asco tener eso en casa hasta la mañana siguiente que, ni cortos ni perezosos, Jl. y yo pensamos que lo mejor era ir en coche hasta el cubo de las basuras y deshacernos de ella cuanto antes.
La imagen tenía que ser surrealista: medianoche y dos personas, en pijama,
saliendo al galope de una casa con una bolsa de basura que ninguno de los dos quería ni tocar.
Creo que nunca en mi vida he acertado a arrancar el coche tan rápido como aquella noche. En esto, veo que Jl. abre la puerta del copiloto y, sin haberse metido dentro, empieza a bajar la ventanilla.
La verdad es que pensé: vaya, sí que tiene sangre fría este hombre; tenemos una rata muerta en una bolsa pero él es lo suficientemente equilibrado para abstraerse de la situación y bajar la ventanilla porque tiene calor.
Nada más lejos de la realidad! No bajaba la ventanilla porque quisiese un poco de brisa nocturna en nuestro paseo hacia las basuras... la bajó para poder sacar la mano en la que llevaba la bolsa con el fiambre de rata dentro y llevarla colgando fuera del coche todo el trayecto! Se puede ser más inteligente?
Ahora me entra la risa pero en aquel momento estábamos tan concentrados en nuestra misión que no nos pareció que la situación fuese tan hilarante.
La historia tiene el final que ya os imagináis: encontramos un contenedor (aunque yo era partidaria de tirar la rata en un cubo que estuviese aún más lejos de la casa que ése), metimos la bolsa de basura dentro y volvimos a casa corriendo como locos, no fuera a ser que aquel bicho resucitase.
No volvimos a ver ninguna rata, ratón o similar pero me pasé el resto de las vacaciones obsesionada con el tema: veía bichos hasta donde no los había!
Tengo que reconocer que, de los 3, la más cobarde fuí yo que lo más cerca que estuve de la rata fue cuando tiré la bolsa a la basura al estilo lanzamiento de jabalina.
Qué os parece a vosotros? Sóis igual de impresionables y escrupulosos que yo? O, por el contrario, sóis tan valientes como la media naranja que, cuando le conté la anécdota, me dijo que éramos unos gallinas y que él había matado muchíiiiiiiiiiisimas ratas retorciéndoles el pescuezo? (que conste que no quise profundizar en esta faceta de mi chico y que aún estoy procesando la información...)
Me muero del asco!!! Ay madre y encima cae en la trampa y no se muere.......... Lo has contado tan bien que me has puesto los pelos de punta...jaja
ResponderEliminarYo les tengo miedo hasta en la versión hamster....
Un besote de viernes
jajajaj qué arte tienes contando las cosas y qué me río con tus pie de foto!! A mi no me mola las ratas pero tampoco me provocan tanto susto... bueno, por si acaso, mejor lejos!! Besos!
ResponderEliminarJajaja mira querria con todo mi ser la foto de la conductora Kamicace y el amigo saca manos por ventanillas XD jajajajaaja dios que bueno! yo ni la habría mirado fijate! tia que assssjjjjjco! que una rata son palabras mayores! un ratón tira que va... pero de ratas nasti de plasti... :)
ResponderEliminarChiquilla!! que estaba desayunando y de imaginarme a la susodicha me entran nauseas... voy a tener que contratarte porque tengo yo unos ruidos raros que posiblemente sean de una... un besote grande!! por cierto, yo soy una gallina para estas cosas...
ResponderEliminarUn relato la mar de simpático, pero el último paréntesis, soberbio...No no le des más vueltas.Jajajaja.
ResponderEliminarMuxu bat
Jajaja!!! Yo hubiese actuado igual o peor... no había un hotel cercano?? xq yo creo q voy a dormir allí!! jajaja.
ResponderEliminarLo mejor momentazo estrategia y bolsa de basura por la ventana!
Un beso,
Patricia
En mi currele durante un tiempo compartí espacio con un roedor "adorable", un ratoncillo para muchos entrañable pero que para mí asqueroso. Era tan cabrón que ni corto ni perezoso saltaba hasta mi teclado y me daba unos sustos de flipar. Tuve que matarlo! y no me arrepiento...je,je... volvería hacerlo.
ResponderEliminarMe he reído mucho con tu historia, no sé que ocurrirá cuando asesinéis a alguien... nos lo cuentas, vale?
Un beso
UT
Jajajaja!! Anda que lo que no te pase a ti!
ResponderEliminarRecuerdas el "visitante" que tuvimos mi esposo y yo al poco de ir a vivir juntos?
Aún es el día que no quiere acostarse en ese lado de la cama!! Gallina!! Jajajaja
Por cierto, soy A.M.
ResponderEliminaryo soy modo histérica!! jajajaja
ResponderEliminaraún me acuerdo de mi abuela y una servidora intentando atrapar a un ratoncillo y no hubo manera.. porque a mi me entraban tales ataques que no atinaba con la escoba (unas clásicas en mi casa)
besos
Aysssss, prefiero no contar mis experiencias ratunas...que un año tuvimos plaga en el jardín de la casa d mi madre y me tocaba cargar los cadaveres con una pala...¡Qué asco!!!!
ResponderEliminarMe quedo mejor con Remy de Ratatouille, que me parece adorable.
Besos sin trampa ni cartón
Lo peor de todo es lo de la trampa, pobre animalito :(
ResponderEliminarYo el año pasado cuando me compré la casa, vi un ratón/rata (prefiero no pensar que era) en el jardín, aunque yo soy más del estilo borjia... un poquito de veneno y ya no han vuelto a aparecer, otra solución pensada era llevarme el gato de mi madre, tipo Juliette Binoche en Azul, pero esa parte de la película siempre me gustó poco.
Estoy de acuerdo con tu media naranja que desde que el bicho murió ya fuisteis un poco exagerados, sobre todo lo de la bolsa por la ventanilla jejeje aunque eso de ir retorciendo el pescuezo a las ratas.... :S
Jajaja, q asco!! He vivido en el monte unos cuantos años y lo que había por allí, según mi hermano, no eran ratas, eras conejos... menos mal que nunca las ví. Recuerdo que mi padre corría q se las pelaba, jaja.
ResponderEliminarhttp://grecolovesfashion.blogspot.com/
Nena que buena historia para esta fecha de haloween , jaja porque yo desde ahora te digo que me mueroooo directamente si vivo esta experiencia , en el jardín de mi casa he visto varias veces topillos ( prefiero imaginarmelos siempre pequeños,ja,ja) pero si alguna vez viera algo similar dentro me tienen que ingresaaar,ja,ja. Besos guapa y féliz finde.
ResponderEliminarPero qué gracia tienes contando las cosas, chiquilla :-D El momento pijama-coche-ventanilla es total, jajaja.
ResponderEliminarY como te han dicho por ahí arriba, el último paréntesis es brutal, es como de final de temporada de serie o algo: se acabó la amenaza ratuna, y la protagonista (bella a la para que intrépida) descubre que HalfOrange tiene un pasado....
Muakkks de que tenemos que hacer un guión pero YA!
¿Qué tendrán las ratas que dan tanto asco? Incluso los pequeños ratoncillos nos ponen de los nervios.
ResponderEliminar¿Por qué no es así con los hamster o las ardillas?
Lo vuestro bien rodado es un thriller. O una de Ozores.
Hola! Pobrecitos con al rata, a mi me dan un yuyu... me subo a la mesa!! Jajaja. Te he dejado varios premios en mi blog. Besos!
ResponderEliminarJaja, pues sí que es inquietante el final del post, sí, con el comentario de la medianaranja...yo comparto un poco la manía que se le tiene a estos roedores, pero va en función del volumen ( pequeño, mono; gordo, inquietante ) y el aspecto ( marroncito, una ricura; gris, repelús ). Pero oye que eso de retorcerlas el pescuezo...¿así, a lo sandokán, nada más con ayuda de sus manos?...
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Ja, ja, ja.. Siempre me sacas una sonrisa!!!
ResponderEliminarYo soy mucho mas escrupulosa... No te haces a la idea!
Zepequeña.
Yo pido humildemente permiso para utilizar la frase "se me escalofrían los pelos", por supuesto sólo en mi vida diaria y sin ánimo de lucro, pero sin moderación alguna, porque la encuentro mundial.
ResponderEliminarY siempre es mejor tener un novio que estrangule ratas que uno que se suba a la mesa antes que tú cuando aparece una y chille más alto (tengo una amiga que cuando lea esto se va a sentir muuuy reflejada :))))
Ahhhh! Menudo asco!!!
ResponderEliminarLas ratas son lo más asqueroso en la faz de la tierra!!
No sé qué huebiese hecho... pero oír a la rata moribunda me parece un horror!
Besos valiente!
xx
La verdad es que no consigo saber si lo mio con ratas y ratones es miedo, asco, repelús o una mezcla de todo!!!
ResponderEliminarWinnie0: ahora me hace bastante gracia pero en el momento creí que me moría. No se puede explicar con palabras el ruido que hizo la dichosa trampa al atrapar a la rata… y yo sola en la cocina!!! Casi se me para el corazón, chica. Qué cosa más asquerosa!
ResponderEliminarRecuerdo que, cuando íbamos al colegio, varias de mis amigas tuvieron hamsters y cobayas: yo no. Me daban miedo y, además, mi madre se negó a tener un bicho semejante en su casa… no me extraña, la verdad.
Besitos.
Gadirroja: no sé si fue asco, miedo o todo junto pero pasamos un rato que era para haberlo grabado. El tiempo que tardó la rata en morirse fue de traca matarile… cómo me gustaría que os pudiséis hacer una idea de los ruidos que hacía. Qué escándalo! Y nosotros allí, tramando qué hacer por si sobrevivía a la trampa! Fue un momentazo y nos acordaremos siempre: ya me estoy imaginando las risas que haremos en el futuro, cuando estemos juntos, acordándonos del día de la rata, ji, ji, ji.
Y eso que era una rata de las de campo: gris y no muy grande. Yo he visto alguna de las de ciudad (negras y más grandes que un gato) así, a lo lejos, y ésas sí que son de echar a correr!
Muak.
Anita Patata Frita: a mí me pasa lo mismo! Mira que no estuve nada espabilada para eso: tenía que haber sacado unas cuantas fotos para la posteridad! No nos hubiésemos reido ni nada viendo las instantáneas de: “abriendo el armario”, “metiendo la rata en una bolsa de basura”, “el viaje hasta el contenedor”… eso sí que hubiera sido total!!! Aunque hubiese sido un poco raro empezar a sacar fotos a diestro y siniestro, no crees? Bueno, siempre puedo poner la excusa de que tengo un blog… a lo mejor cuela!
A partir de ahora, me llevo la cámara de fotos a todas partes. Hay que estar preparada.
Un beso.
La Boutique de la Srta. Bamboo: lo siento! Ya comprendo que son horas muy tempranas para andar contando estas cosas… sabes que te quiero pero conmigo no cuentes para deshacerte de este tipo de “visitas”: qué asco!!!! Además, no te creas que fui de mucha ayuda: en realidad, salvo conducir el coche hasta el contenedor y tirar la rata dentro, mi ayuda se limitó a estar a 50 metros de la puerta de la cocina!
Ahora me río pero mañana me pasa lo mismo y me pongo a correr como una loca en dirección contraria!
Besos.
Montxu: sí, ahora es muy divertido pero en el momento estábamos que no nos llegaba la camisa (o, mejor dicho, el pijama) al cuello: qué asco!
Sobre el último comentario, mejor no darle más vueltas porque sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta!!!!
Muxu bat zuri ere.
Patricia. Mode and Tresors: tendrías que verme a mí, correteando por la casa como un pollo descabezado! Cada vez que me acuerdo, me entra la risa, ji, ji, ji. En el fondo, después de que ya pasó todo, fue muy divertido y durante varios días nos estuvimos riendo mucho del momentazo ratatouille… eso sí, rezando para que no viniese ningún familiar de la rata de la que ya nos habíamos deshecho. Creo que a estas cosas uno no se acostumbra: dan siempre el mismo asco!
ResponderEliminarEl rato que estuvimos tramando una estrategia en el porche y el viaje en coche hasta el contenedor de la basura fueron mundiales, estoy de acuerdo!
Muak.
Ut: eso no es un ratoncillo cualquiera… ese bicho te tomaba el pelo descaradamente! Lo de saltar hasta el teclado es de traca matarile, guapo. A mí me pasa eso y ya me han visto en la oficina. Cuando nos entran abejas en el despacho nos ponemos histéricas, a gritar como locas corriendo por el pasillo, no te cuento lo que pasaría si aparece un ratón detrás de un mueble: no lo contamos! No me extraña que lo tuvieses que liquidar: si ya estaba en ese plan, como para darle más confianzas…
El día que nos carguemos a una persona y nos tengamos que deshacer de su cadáver va a ser como una película de Torrente! No te preocupes: te lo contaré en privado, ji, ji, ji.
Besitos, guapísimo.
A.M: no creas que no me he acordado de tí y de tu historia con el ratón estos días. Lo que me reí cuando me lo contaste y la poca gracia que me hizo el momento de la rata cuando lo estaba viviendo. Es verdad que, a toro pasado, es divertido acordarse de la cantidad de tonterías que hace una cuando no razona pero, en el momento, se pasa un poco mal.
No es por nada pero tu marido es el peor: cómo que no quiere dormir en ese lado de la cama? Y prefiere que lo hagas tú? Habrase visto… menos mal que tú eres una valiente, hija mía.
Muxux.
maba: me da vergüenza reconocerlo pero no me queda otro remedio que confesar que lo único que me faltó fue subirme a una mesa y empezara gritar como una loca! Y menos mal que, al final, no tuvimos que hacer nada para matar a la dichosa rata: se acabó muriendo ella sola dentro de la trampa. Que si no, me da un ataque al corazón de la ansiedad!!! Pero si cada vez que aparece una araña en mi casa corro por el pasillo como si hubiese visto al demonio y es mi chico el que se tiene que ocupar de aplastarla! Como para matar una rata!!!!
No me extraña lo tuyo con el ratón: yo hubiese tirado la escoba y salido por patas, ji, ji, ji.
Un besito.
Alforte: qué ASCO!!!!!!!! Sólo de pensarlo se me pone la carne de gallina! Y eso que estaban muertas pero aún así… es asqueroso! Ahora imagínate que hubieran estado vivas, retorciéndose dentro de una trampa. Cada vez que me imagino el momento, oigo los ruidos repugnantes y los golpes que se daba ella sola contra las paredes del armario y me da algo.
Eso sí, viendo la experiencia que tienes en estos menesteres adivina a quién llamaremos la próxima vez que nos pase algo parecido… así que, ya sabes: si un día recibes una llamada de unos histéricos a eso de la 1 de la madrugada, somos nosotros y contamos con que, al menos, nos des algo de apoyo emocional, ji, ji.
MinnieMouse Kisses.
JL: ya veo que eres muy amante de los animales. Yo también lo soy pero, al parecer, en teoría, porque en la práctica me dio bastante igual que nos cargásemos al bicho ése. La única pega fue que no muriese en el acto y que tuviese que pasarse un buen rato agonizando (y nosotros con ella…)
ResponderEliminarLo del veneno era inviable: más que nada porque en la casa viven varios perros y nos daba miedo que pudiesen comérselo ellos o que, al encontrar la rata muerta, se la pudiesen comer y envenenarse con ella. La trampa fue la opción más eficaz y menos peligrosa.
Una vez muerta la rata ya no había peligro pero la señora de la tienda nos advirtió que teníamos que librarnos de su cadáver cuanto antes porque, al parecer, empiezan a descomponerse muy rápido y el olor que desprenden es repugnante, así que nos daba tanto asco dejarla en la casa hasta la mañana que salimos pitando para tirarla en el contenedor más cercano. La verdad es que fue una aventura que, vista ahora, tiene su gracia.
Un beso.
MariaJose: y tanto que conejos! Yo también he visto ratas tan enormes que hasta los gatos les tenían miedo. Eso sí, muy a lo lejos.
No me extraña que tu padre corriese: yo haría exactamente lo mismo!
Bienvenida.
Besos.
olivia: y tanto que historia de Halloween… esto sí que es una historia para no dormir! Con decirte que luego estábamos con unas paranoias que veíamos ratas hasta donde no las había… nos pasábamos el día en un “ay” aunque nos reimos muchísimo a cuenta de la historia de la rata. Estos momentos son los que acaban estrechando las relaciones con los amigos: siempre podremos contar esta anécdota cuando estemos juntos. De algo tenía que servir pasar un asco horrible con la dichosa rata!
No sé, yo soy muy miedosa: hasta los topillos me darían no sé qué, qué quieres que te diga…
Besitos, guapa.
theodore: si te hace gracia así contado, tendrías que habernos visto por un agujerito. No sabes lo que me he reido yo sola, en casa, acordándome de la historia e imaginándome la pinta que tendríamos allí, en plan Concilio Vaticano II, tramando cómo cargarnos al bicho y, después, como dos fitipaldis en el coche, con la bolsa por fuera de la ventanilla. Si no fuese porque lo viví yo misma, me parecería el típico guión de película absurda tipo “Dos tontos muy tontos” o algo así.
Es verdad que la frase lapidaria de HalfOrange es de final de temporada de una serie como “Fringe”: “con la de ratas que he matado yo retorciéndoles el pescuezo!” Tú crees que será seguro vivir bajo el mismo techo que media naranja ahora que soy consciente de esta información?
Muakkks de es verdad: no sé qué hacemos perdiendo el tiempo con nuestros trabajos, pudiendo tener un par de “Oscar al mejor guión adaptado” en nuestras estanterías.
Uno: no me sé la respuesta a tu pregunta pero no me veo adoptando una rata como mascota, la verdad. No tienen pinta de ser muy simpáticas, no crees? Además, si uno de esos bichos te pega un mordisco puedes estar seguro de que, como mínimo, te pasa la triquinosis! Qué asco, qué asco, qué asco!!!!!
Nuestra aventura no desentonaría nada en la próxima de Torrente!
Muak.
Noemí Glez.: fue un momento asqueroso, para qué negarlo. Aunque, bien es verdad que después, a toro pasado, nos ha reportado unos momentos de risas que son impagables! Claro, una vez ya había pasado todo y nos habíamos deshecho del bicho en cuestión.
Muchísimas gracias por los premios, guapa.
Un besito.
Un-angel: sí, a mí también me parece inquietante, como mínimo, que tu pareja te diga que ha matado muchas ratas retorciéndoles el pescuezo… no quiero profundizar en el tema pero me vienen a la cabeza muchas dudas al respeto. Sí, sí, Sandokán… espero que cuando me de el momento de “damisela en apuros” saque a relucir sus dotes de aniquilador de plagas.
ResponderEliminarHe visto algún que otro ratoncito y te aseguro que no me dan tanto asco como las ratas aunque si te soy sincera, lo que más nos impresionó cuando ese bicho cayó en la trampa eran los ruidos que hacía y los golpes que se daba contra las paredes del armario tratando, inutilmente (gracias a Dios) de salir! Luego, cuando abrimos el armario y ya estaba muerta, nos dio asco pero casi sentimos hasta un poco de pena… y eso que era gris y no negra como las de ciudad, que ésas sí que dan muchísimo miedo!
Un beso.
Zepequeña: qué bien que sonrías: de eso se trata! Yo también sonrió y me río ahora… en el momento me dieron ganas de empezar a correr y no parar. Menos mal que stábamos 3 personas que si llego a estar yo sola en la casa, me encuentran infartada!!! En buena hora se me ocurrió a mí quedarme a navegar por internet sola en la cocina… anda que, de poco, la rata me pasa por encima… qué asco!!!!
Para los bichos yo también soy bastante escrupulosa y muy miedosa.
Un besito.
Ronronia Adramelek: permiso concedido, sin ninguna duda! Sin embargo, tengo que confesar que esa frase no es de cosecha propia: se me pegó hace unos años cuando oía a Arús en la radio. Fue la típica frase que escuché una vez y me hizo gracia. Desde entonces, no puedo dejar de usarla. Por supuesto, en mi vida diaria y sin ánimo de lucro pero no me digas que no es total!
Hija, sí, si nos ponemos así, prefiero que sea un experto estrangulador de ratas que un cagueta peor que yo: no puedo imaginarme la cara que se me quedaría si hubiese una rata en nuestra cocina y él estuviese subido a la mesa, gritando como un loco y dando saltitos. No sé si de una imagen como ésa se puede recuperar una…
Muak.
FASHIÓN(con acento): hay muchas cosas asquerosas en el mundo animal pero las ratas, además de ser repugnantes (por lo menos, en mi opinión) dan bastante miedo, no crees?
La señora de la tienda ya nos advirtió que, en ocasiones, las ratas no se mueren en el acto y que, como son muy luchadoras, intentan escapar de las trampas a como dé lugar. Menos mal que, en medio de todo, le hicimos un poco de caso y clavamos la trampa en un madero que encontramos tirado en la cuneta: si no, ese bicho se nos escapa con trampa y todo!
Gracias por lo de “valiente” pero mentiría si dijese que no fui la más cobarde de los tres… si es por mí, la rata aún está metida en el armario de la cocina!
Besitos.
tuestilistaonline: si te pasa como a mí, es una mezcla de todo. Fíjate que estoy respondiendo a los comentarios, sin ratas a la vista, y tengo los pelos de punta sólo de pensar en estos bichos… y eso que en 34 años que tengo he visto muy pocas ratas y así bastante a lo lejos… cada vez que pienso que la red de alcantarillado tiene que estar plagada de ellas me entran ataques de pánico!
Un beso, guapa.